Porque este blog pertenece a una de esas Caperucitas que no se resignan a aceptar que hoy en día continuemos siendo subestimadas por el mero hecho de pertenecer al sexo... ¿débil?, ¿en serio?
Porque ningún lobo es capaz de llegar a imaginar todo de lo que somos capaces bajo nuestro candoroso sayo escarlata.
Porque hay demasiados sueños tildados de imposibles, sobradas historias para las que no parece factible un final distinto al presupuesto y excesivos bofetazos de la cruda realidad que insalvables se presentan, aparentemente. En definitiva, demasiados lobos (y lobas) de cartón piedra merodeando por los alrededores de nuestro mundo a los que plantar cara.
Y... ¿por qué, no? ¿Por qué no comernos al lobo? La robusta carne de un buen Lobo tiene pinta de estar… deliciosa.
maría josé tirado